«Me sucedió en el metro de Nueva York. La gente estaba sentada, leyendo el periódico,
perdida en sus pensamientos o descansando. De pronto entraron en el vagón un
hombre y sus hijos.
Los niños eran tan alborotadores que de inmediato se modificó todo el clima. El hombre
se sentó junto a mí y cerró los ojos como abstrayéndose de la situación.
Los niños vociferaban de aquí para allá, arrojando objetos. Resultaba difícil no sentirse
irritado.
El hombre no hacía nada. Con lo que me parecía una paciencia y contención inusuales,
me volví hacia él y le dije: «Señor, sus hijos están molestando a muchas personas
¿no puede controlarlos un poco más?”
Hago una pausa en esta historia que describe Stephen Covey en su libro “Los 7
Hábitos de la gente altamente efectiva”, cuando aborda el tema de los paradigmas,
para preguntarte:
¿Qué piensas tú de esta situación? ¿Por qué estos niños se estarían comportando de esa forma?
Estoy segura de que al igual que yo, has pensado en varias razones que expliquen ese
molestoso comportamiento y la indiferencia de su padre.
No han sido bien educados, que no respetan, que les falta disciplina y decenas de argumentos más.
Pero veamos como continúa la historia:
El hombre alzó los ojos como si recién tomara conciencia de la situación, y dijo con
suavidad: “Oh, tiene razón. Supongo que tendría que hacer algo. Volvemos del hospital
donde su madre ha muerto hace más o menos una hora. Todavía no sé cómo
reaccionar, y supongo que ellos tampoco saben cómo hacerlo».
De pronto vi las cosas de otro modo y como las veía de otro modo pensé de otra
manera, sentí de otra manera, me comporté de otra manera. Mi irritación se
desvaneció. Ya no era necesario preocuparme por controlar mi actitud y mi conducta.
Mi corazón se llenó por el dolor de aquel hombre. Libremente fluían mis sentimientos
de simpatía y compasión».
Y ahora que conoces la verdadera razón de lo sucedido te pregunto ¿cómo te sientes
tú con todo lo que pensaste? Quizás has sentido un poco de culpa por haberte
imaginado y creado todo un mundo en tu cabeza. Esas creencias se llaman
paradigmas.
Los paradigmas son esquemas mentales que nos creamos y que no responden
necesariamente, a la realidad si no a como nosotros vemos esa realidad. Es
sencillamente el modo en que vemos el mundo. Un paradigma es una verdad
temporalmente aceptada.
Los paradigmas son como mapas. Un mapa es simplemente una explicación de ciertos
aspectos de un territorio, NO ES EL TERRITORIO.
Ejemplo de un paradigma:
“La televisión no podrá conservar ningún televidente que capte después de los
primeros seis meses. La gente se cansará de ver una caja todas las noches”, afirmó
Darryl F. Zanuck, director de la compañía cinematográfica 20 th Century-Fox, en 1946.
Hoy en día el problema está en la cantidad exagerada de tiempo que dedicamos a ver
la televisión.
Hay miles de ejemplos de emprendedores que han innovado, que han hecho surgir
nuevos negocios producto de sus ideas y que han resultado exitosas porque sus
creadores han roto paradigmas o creencias limitantes.
Empresas como Amazon, Walmart y otras tantas más que generan miles de millones
de dólares y empleos, son un buen ejemplo. Cómo imaginar casos como el de Uber un
negocio de taxis que no cuenta con un solo vehículo, Airbnb negocio de hospedaje que
no tiene un solo hotel o vivienda, los cuales funcionan a través de aplicaciones
tecnológicas. Sus creadores tuvieron una visión y creyeron en ella, estas son
características de grandes líderes que promueven el cambio.
Los paradigmas existen en todos los ámbitos o áreas de la vida. A nivel organizacional
un paradigma muy recurrente es:
Mira… el tema de delegación está bien, pero la realidad es que, si no estoy
encima de las cosas, la organización no funciona…
Hace algunos años existía la «realidad» de -no hagas crecer a tu equipo que se vuelven
en tu contra- pero también desde hace algunos años el fenómeno de la globalización y
la importancia de desarrollar el LIDERAZGO nos hizo cambiar el pensamiento –haz
crecer a tu equipo que ellos te ayudarán a crecer-.
Romper paradigmas es pensar fuera de lo común, es ver más allá de lo cotidiano. En
este contexto te recomiendo 5 pasos:
- Mantén una actitud de flexibilidad.
- Sal del esquema de la solución tradicional y aprende a convivir con la
incertidumbre y resistencia que esto crea. - Reconoce los límites del viejo paradigma y justifica las razones para romperlo o
superarlo. - Dale apertura y promoción a la innovación y a la creatividad.
- Cree y confía que la nueva solución tendrá resultados, aunque los demás lo
duden.
¿Estás listo/a para romper ese paradigma o creencia que está limitando tu
desarrollo personal o profesional?
Hagamos una prueba, inicia con esta sencilla tarea: escribe tu nombre con la mano
izquierda si eres derecho. Si eres zurdo escríbelo con tu mano derecha.
Henry Ford dijo: “Tanto si piensas que puedas como si piensas que no puedas,
estás en lo cierto”.